La enfermedad varicosa de los miembros inferiores siempre se ha considerado una patología de interés secundario: de hecho, no causa peligros inminentes para la vida de los pacientes, excepto en casos excepcionales. Esto es válido hoy como en el pasado, a pesar de los avances diagnósticos y terapéuticos que se han visto en los últimos años. Sin embargo, se estima que alrededor del 70% de la población con edades comprendidas entre los 18 y los 75 años, consulta a su médico para problemas relacionados con sus piernas, que van desde la ‘necesidad de eliminar una mancha sencilla (telangiectasias) a una tromboflebitis o lesión ulcerosa.
La disciplina universitaria que ha gobernado la ciencia de la flebología en Europa siempre ha sido la Cirugía Vascular, que también contempla el estudio de las patologías más nobles de las arterias y los vasos linfáticos. Como consecuencia, siempre se ha dedicado poco espacio, tiempo y atención a la flebología.
Estas consideraciones significan que incluso hoy en día es raro encontrar a los hospitales con instalaciones dedicadas casi exclusivamente a la formación especializada avanzada en Italia y Europa, a pesar de que ya podamos encontrar realidades más modernas en Francia, España o Austria. Personalmente, me siento afortunado afortunado de dirigir un centro de flebología de alto nivel en España, donde estamos organizando una unidad de diagnóstico y terapia que se encuentra entre las más modernas y efectivas del país. Esta abarca por completo el problema del paciente “flebopático”, desde el simple diagnóstico Doppler en CW, pasando por el Duplex 3D, el CT fleboscan, hasta la sofisticada cámara hiperbárica.
En Parma estamos actuando de la misma manera en el Centro Ippocrate. De hecho, es la primera Vein Clinic de la ciudad, en colaboración con estructuras privadas concertadas, tales como el Centro diagnóstico Europeo Dalla Rosa Prati, y las Clínicas Hospital Piccole Figlie y Hospital Val Parma, en Langhirano.