¿PARA QUÉ SIRVE?

Un impulso de energía para todas nuestras células y especialmente para el sistema inmunológico, puesto a prueba por los numerosos aspectos nocivos que caracterizan nuestra vida moderna.

Una dieta equilibrada y rica en vitaminas, las horas adecuadas de sueño y actividades al aire libre son armas preciosas, pero ¿y si esto no es suficiente o no está garantizado por una vida estresante? Todo ello contribuye a aumentar un estado de inflamación crónica (estrés oxidativo excesivo), con debilitamiento progresivo de los sistemas de defensa (inmunidad), hasta el punto de que progresivamente nos exponemos al riesgo de padecer enfermedades inflamatorias, infecciosas o degenerativas.

El ozono tiene una acción bactericida, fungicida y antiviral. Gracias a la infusión de pequeñas cantidades de ozono adecuadamente mezcladas con una solución fisiológica, son suficientes para estimular nuestro sistema inmunológico para que produzca sustancias mensajeras adecuadas para apoyar y promover las células destinadas a desencadenar la respuesta inmune.

Al mismo tiempo, se activan enzimas y sustancias antioxidantes capaces de contrarrestar los radicales libres.

Además, el ozono favorece la oxigenación celular (todas las células intervienen) y sobre todo se favorece la producción de energía en su interior (protección de las mitocondrias – verdadero pulmón de las células), dando un mejor estado de salud, con más energía y vitalidad. Los estudios surgidos durante y después de la reciente pandemia de Covid han confirmado estos poderosos efectos curativos, situando la ozonoterapia sistémica entre los procedimientos más eficaces para combatir muchas patologías crónicas.

Fuente: Declaración de Madrid sobre Ozonoterapia (3.ª edición), 2020